8.3.12

La consagración.


Durante el efímero reflejo primaveral
la flor del almendro ha nacido ante tus ojos
exhibiendo sus pistilos aromáticos.
Siendo la primera flor se entrega brillante,
trémula de deseo por tu mirada,
evocadora de recuerdos apasionados.
Sus dulces pistilos aguardan ávidos
el rocío de tu boca entregada
a los placeres de la consagración celestial.
Se agita húmeda entre gemidos de gozo
rememorando tus mordiscos
sobre su almendra madura.

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